Este mes fue muy productivo; mis hermanas me ayudaron mucho cuidando de mi bebé, Ezequiel.
Comencé el mes trabajando con los extremos sobrantes de las cajas de collages anteriores. Me parecieron muy interesantes la variedad de blancos de las cajas sobre el papel y la repetición de la forma en distintas medidas, creando una composición que me parece fascinante.
Después, me dejé fluir y disfrutar los cortes gestuales que la nueva navaja giratoria me ha permitido. Creo que ya he perdido el miedo y me he soltado más, entregándome al proceso y sintiéndome más en sintonía con él. Dejo que las formas vengan solas con la guía de mi mano, formando las composiciones poco a poco. A veces, la composición llega rápidamente; otras veces, acomodo y reacomodo por un par de horas hasta llegar a la adecuada, y entonces procedo con el pegado y sellado numerado del collage.
También realicé un par de collages extra en un formato más grande de 12 x 18 pulgadas. Fueron muy retadores por el formato y la cantidad de curvas. Al final de este mes, terminé con una pequeña ampolla en el dedo, pero valió la pena.
Y, como he podido perder un poco del miedo a intentar cosas nuevas, por fin hice lo que tenía tantas ganas de hacer desde hace varios años: composiciones con curitas. Simplemente las he adorado. La serie se llama BENDITAS.
Siento que el músculo creador se está fortaleciendo con el trabajo diario.

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